sábado, 7 de septiembre de 2019

TRABAJOS LIBRES - Mariela Cubiló



HISTORIAS ESCONDIDAS

Mariela Cubiló

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La lectura y exploración de algunas pinturas antiguas mediante procesos de infrarojo me fue evocando la tarea del analista leyendo historias escondidas en el discurso manifiesto de sus pacientes.

En estas líneas quisiera transmitir algunas ideas que me sugieren unas “fronteras”, que surgen en nuestro trabajo: por ejemplo externo/ interno, conciente/ inconciente. La banda de Moebius acompaña mis pensamientos mientras escribo. Esta ilustra cómo el psicoanálisis pone en tensión, las oposiciones binarias como las antes mencionadas, problematizándolas, desplegando la relación del Sujeto con el Significante. Cuando el Significante opera produciendo un corte, surge Sujeto, donde lo interno y externo se hacen banda de Moebius. Esta subvierte el modo normal de representar los espacios.

Fue mirando algunas pinturas de los pintores flamencos donde se ve la luz proviniendo del exterior, pasando a través de una ventana y alterando un espacio íntimo, cuando me encontré en particular, con la pintura de Jan Van Eyck, El matrimonio Arnolfini, del renacimiento septentrional de Europa de 1.434 que representa a un rico comerciante belga de la época y su esposa.

Se trata de una obra de arte en que diferentes críticos y especialistas han visto diferentes símbolos aludiendo a diversas historias posibles reflejadas en el trabajo. Me interesa esbozar algunas ideas que, a mí, como psicoanalista me han convocado a pensar diferentes estudios digitales técnicos, hechos en los últimos años en “El matrimonio Arnolfini”, de Jan Van Eyck.

Es una pintura donde aparece una serie de elementos que componen una historia, que, como muchas obras de arte configuran un mensaje para aquel que quiera leerlo

Entre los varios objetos presentes en la habitación se ve un espejo convexo, que añade una vista exterior de la calle de Brujas, con sus paseantes, con más amplitud de la que se ve desde la habitación: lo externo entra en lo interno modificándolo; a modo de gran angular el espejo nos acerca un espacio más vasto. La luz proveniente del exterior interviene las sombras de los interiores, haciendo emerger una sensorialidad que se palpa, la pintura dice más de lo que quiere narrar. Hay un uso de la luz que la transforma en elemento de la habitación y que alude a la vida misma que transcurre por fuera de lo pintado.

Los pintores flamencos hicieron un rico uso de los espejos convexos. Estos, utilizados en un proceso de perspectiva, reunían y reflejaban dimensiones del entorno que, sin este artificio quedarían invisibles; de esta forma proyectaban y multiplicaban la profundidad de formas complejas.

Este espejo convoca la mirada, punto focal, que es utilizado a modo de perspectiva. Van Eyck inspiró la perspectiva, los juegos ópticos y el manejo de un lenguaje simbólico que trascendió el barroco.

Espejo, cual un sueño que nos relata un trozo de historia. Cual un resto diurno, que rápidamente entra en asociación con la cadena significante creando así nuevo sujeto. Estos ojos de vidrio se pueblan de imágenes externas e interna, reales y virtuales Por eso creo que es muy difícil hablar de fronteras separadas También un acto fallido, un sueño, dicen mucho más de lo que narran, también son espejos convexos relatando, abordando, dando forma a mucho más de lo que se dice.

De igual forma, la narración aparente de la posible historia que Van Eyck pinta se enriquece al mirarlo con la tecnología moderna que nos dice de las vacilaciones del pintor. Momentos por los que transcurre durante su actividad artística.

Las imágenes infrarrojas revelan una “muda sinfonía de arrepentimientos” según John Freeman. Los tales arrepentimientos se refieren a los diferentes dibujos que el pintor fue haciendo y rehaciendo, como cuando una mano de un personaje se traslada de un lugar al definitivo. Hay borraduras que nos cuentan de las indecisiones del pintor. Otra historia paralela diferente a la historia  manifiesta reescrita a partir de los intentos previos del autor. Lo conciente releído desde lo inconciente. Tropezones de palabras “hasta dar con Signorelli”.

Aunque aparentemente hay un solo espejo en la pintura, una inspección más cercana revela que el único espejo tiene dos dimensiones: una, la que le da la pintura, y otra que ha permanecido dibujada por debajo de ella. (lo que los especialistas en holografía llamarían dimensión real y virtual). ¿Nos evoca los conceptos de conciente/ inconciente? El espejo otorga una visión de la parte posterior de los personajes pero también lo que está frente a ellos, por un lado el pintor ¿y por otro?... ¿un testigo?... ¿el mismo espectador?… Ambos, apenas traspasando el dintel de la puerta de entrada, también contarían otra historia. Este “segundo espejo”, entrega una cualidad escondida del cuadro, como cuando el sueño, y los tropiezos de los lapsus nos entregan una nueva historia. Como la “novel change” de Deleuze, en constante cambio.

Por otro lado, también, asegura que las figuras paradas en el lugar opuesto al espejo sean llevadas más cerca de la composición. Lo anterior es traído hacia el frente, en contacto con lo actual, transformándose en la figura importante de lo que leemos. Lo inconciente toma comando en el lapsus y leemos otra historia.

Entre estas márgenes transcurre la producción fecunda del analista, trabajando siempre en estas fronteras.

Para decirlo desde el psicoanálisis, éste puede reescribir lo anterior con nuevas letras, nuevos matices, nuevos colores, nuevas historias. Si no fuera así, las palabras serían prisioneras del tiempo en que se vive. Pero la palabra, alojamiento y creadora de inconciente, está siempre viva, al igual que este último.

En este juego de espejos la pintura contiene su propio pattern de interferencia que permite que la escena original sea recreada. Al igual que un discurso manifiesto plagado de errores, olvidos… y, de esta manera, contando lo nuevo.

El espejo otorga una profundidad del campo, con dimensiones virtuales y reales, que aseguran la presencia del pasado. Me refiero a la multitud de estas borraduras y reconversiones donde se ven pasos anhelantes que no terminan de ocupar un lugar para siempre. El inconciente se reescribe permanentemente El espejo surge como lo manifiesto de un discurso que aloja lo inconciente que nunca será borrado, como esas marcas que con procedimientos modernos podemos llegar a ver. El espejo en sí mismo es un punto de contenidos superpuestos. Si miramos cuidadosamente, este espejo hace surgir lo que no está, la historia pasada. Van Eyck ha compendiado los planos reales y virtuales de manera que esas fases pueden ser reconstruidas a través del punto de vista del observador

Vemos, tecnología mediante, cómo la mano de Arnolfini vacila hasta llegar finalmente al lugar elegido por el pintor para ese momento; he ahí lo que cojea, manifestación del inconciente: movimientos de tropiezo como el de los diferentes significantes antes de llegar a aquél que nos pintará, nos contará finalmente algo diferente, que nos definirá transitoriamente: una restauración de lo anterior que está atrapado en los significantes (redibujos del espejo): una historia encerrada en los arreglos del espejo de pronto tiene una nueva historia para contar.  Y las marcas que la tecnología muestra son las “cicatrices” del inconciente, al decir de Lacan. Este espejo nos muestra la profundidad del campo, dimensiones reales y virtuales que aseguran la presencia del pasado, así como la participación del espectador en la recolección de una memoria. Además, absorbe el mundo invisible dentro de él: lo que no está surge a través de lo que sí está.

Deleuze habla de la “crystal image” como una representación de la división del tiempo: el movimiento del pasado y del presente reflejados en imágenes: el cine presentando no sólo imágenes, sino todo lo que lo rodea

Hacemos una restauración de lo anterior, moviéndonos desde el producto terminado hasta las etapas tempranas del significante. Esta acción espía una historia escondida y la extrae. Pensemos en el laborioso recorrido de Freud y el hombre de los lobos, como uno de los tantísimos ejemplos que podríamos traer. Esto es posible a través de una lectura del analista en los pliegues escondidos de un inconciente en movimiento. No hay adentro y afuera, todo se juega en la superficie…en la superficie del discurso del analizante. Esta pintura que todavia sigue contando historias se asemeja a ese inconciente móvil que, como la mano del retrato se mueve sin que sepamos todavía donde va a ubicarse: los primeros significantes que otros seguirán produciendo

Ronda acá la idea de Bergson, acerca de que en aquello que vemos  hay una distinción entre lo virtual, el pasado, pura memoria y lo actual, pura percepción implicados en el presente. Este gap es unido a través del uso de la memoria

Claig Harbison,especialista en arte del renacimiento septentrional, describe las imágenes de Van Eyck como ricas narrativas de mundos vistos o no reales o ilusorios, públicos y privados, sagrados y seculares, mundos que se superponen y, de última, indistinguibles

Descriptores: inconciente- imaginario- espejo- psicoanálisis


Resúmen

El escrito intenta hacer una comparación entre el uso de la tecnología en la exploración de la pintura y el trabajo del psicoanalista


Bibliografía

  • ctheory.net: Theory beyond the codes
  • FRERE, JEAN CLAUDE: Early flemish painting editions, Paris, (1997)
  • LACAN, JACQUES: El seminario, S 11 (1964) Paidós, Bs As



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