viernes, 6 de septiembre de 2019

TRABAJOS LIBRES - Bettina Kamelhar y Sebastián Sequeira López


MIGRACIONES ADOLESCENTES, CRISIS Y REORGANIZACIÓN
Lic. Bettina Kamelhar - Lic. J. Sebastián Sequeira López[1]



O Emigrante que parte não parte inteiro: deixa para trás a terra que leva,
 agarrada às solas dos sapatos, com um enorme buraco aberto no peito;
 o Imigrante que chega ao destino é o estranho homem dividido entre um lá e um cá,
 sem verdadeiramente a nenhum lado pertencer por inteiro.
Arsénio Mota
 (2012)

Las migraciones suelen ser conmocionantes en general. Representan una crisis, una situación en la que se duda de la continuidad de un proceso. Cuando se dan en la adolescencia, acontecen en un contexto del desarrollo emocional muy particular: el de transformación y remodelación de la organización psíquica y vincular.
Al finalizar el secundario, muchos jóvenes migran de su lugar natal hacia ciudades capitales para estudiar una carrera universitaria. Como en cualquier migración, están llenos de ilusiones, proyectos, expectativas, miedos y prejuicios. A los trabajos de duelo que venían haciendo, se les sumará la pérdida de referencias externas, del ámbito cotidiano, del grupo de amigos, del hogar como lugar de referencia.
En general los adolescentes que migran a estudiar se ven en una situación de exigencia yoica. Esto les implica un gasto libidinal que obliga a hacer uso intensivo de las defensas a las que están acostumbrados y otras nuevas. Se pone a trabajar el repertorio defensivo para poder ocuparse de lo nuevo, lo que asusta, lo urgente del cambio, en pos de un intento adaptativo a un ambiente nuevo, a nuevos vínculos, a nuevos modos de interacción. Son múltiples las demandas a responder. A lo esperable para la adolescencia, se le agrega una interferencia en la continuidad existencial. No una ruptura (Winnicott), pero si se pone en riesgo. Un desfasaje en la continuidad del ambiente y sus funciones que en lugar de apuntalar el crecimiento empujan al sujeto a suplirlas por sí mismos y prematuramente. Se incrementa el riesgo en la continuidad del ser, propio de la adolescencia.
Lograr una adaptación al medio es hostil, por la magnitud del cambio, por la intensidad de una ciudad tan grande, y sobre todo por la diferencia con su lugar natal, no es tarea sencilla. Lo que marca la mayor dificultad, es que están solos y el hogar no está a la vuelta de la esquina. No hay un remanso donde poder dar descanso al psiquismo que está trabajando a toda potencia para preservarse. No hay terreno transicional.
Como un segundo proceso de individuación la adolescencia desplegará modificaciones pulsionales y yoicas específicas con un conflicto integral. Muchas cosas de la infancia se reviven y reeditan para constituirse en un nuevo reordenamiento (Peter Blos).
En los caminos que se abren, el adolescente dependerá de los aportes del mundo externo para formar su personalidad, sostener su identidad, su sexuación y dar lugar al devenir subjetivo. La familia es el escenario de prueba para confrontar y cuestionar, para trasgredir, pelear, discutir, probar nuevos razonamientos y así ir diferenciándose. El sostén de vínculos extrafamiliares durante la adolescencia es clave para el decurso del proceso adolescente y su salida al mundo. Es una época de sentimientos de fracaso y desamparo, de entusiasmo y proyectos.

Entonces uno de los trabajos por los que se caracteriza la adolescencia es la consolidación de la exogamia (hogar).  En una etapa con muchos frentes abiertos (el cuerpo, lo pulsional y los vínculos, los objetos parentales, las identificaciones, el narcisismo el futuro, etc.), y luego de la estabilidad del psiquismo conseguida en la latencia, hablar de adolescencia, es hablar de impacto, de conmoción, de crisis.
El adolescente es un migrante de su propia infancia. Ya se encuentra transitando una crisis. Podemos pensar la migración adolescente como una amplificación del proceso exogámico, para la cual el adolescente puede no estar lo suficientemente preparado. Todavía no están terminados los procesos propios de la adolescencia. Si bien la finalización del colegio secundario implica proyectos y pensar en el futuro, el adolescente está atravesando el duelo de la conclusión de un ciclo, de un grupo de pertenencia y de referencia, un lugar de cuestionamientos y a la vez de descanso para la toma de decisiones. Hasta aquí le decían lo que tenía que hacer, y existía cierto amparo en la responsabilidad externa sobre sus acciones. Una vez migrado, se suma el duelo por el hogar, y por el funcionamiento conocido. El cambio en la cotidianeidad, de sus vínculos con amigos, compañeros y familia, deja al adolescente en un clima de desamparo, expuesto para enfrentar lo nuevo de manera drástica. El lugar para volver al final del día y descansar está todavía por construirse.
Lara, con 19 años consulta por sentirse angustiada y no sabe por qué. Viene de una ciudad de la provincia de Buenos Aires. Reacciona muy mal y se irrita. Está ansiosa, impulsiva. no puede pensar. Hace unos meses dejó la facultad, sigue trabajando. “Me dan ganas de llorar, me sentía sola y quería estar con mis amigas. Dejé de estar todo el día ocupada”. Empezó a extrañar al padre que falleció 9 años antes.
Carolina consulta a los 19 años, por ataques de pánico y crisis de ansiedad con agorafobia. No puede dormir ni estar sola. Tiene miedo a la oscuridad y fobia a los aviones. El primer ataque de pánico lo tuvo antes de su viaje de egresados. Si bien tiene familia en Buenos Aires, es de una ciudad lejana. No quería venir a estudiar.
Vemos en la clínica una consulta particular, de adolescentes migrados con crisis de angustia. Entendemos como característico la aparición de un desborde de angustia luego de un periodo asintomático, en el que el sujeto exigido, había puesto a trabajar todos sus recursos para defenderse de la soledad, la extrañeza, lo que no se tramitó y para los trabajos que quedaron en pausa.
Luego de uno o dos años de enfocarse en la adaptación al nuevo ambiente, lo dejado de lado surge como angustia automática restringiendo su hacer cotidiano. Muchas veces las crisis de angustia son desencadenadas por situación que en otras condiciones no hubiera causado un exceso económico de tal magnitud. La estabilidad precaria que se consigue por un sobre esfuerzo del yo, acusa impacto por una frustración académica, una ruptura amorosa, una visita a casa, o alguna otra cosa que en principio no aparece ligada a los episodios de angustia.
No hay ni tiempo ni disposición psíquica para detenerse. Mejor dicho, para encarar o enfrentar lo que se está dejando en un momento que lo novedoso es masivo. Es difícil trabajar los duelos cuando la realidad apremia. Cuando la incipiente seguridad del self tambalea y lo nuevo amenaza. Frente a la ausencia concreta de las figuras de sostén, si estas no están lo suficientemente internalizadas, la migración puede ser traumática. Se ponen en suspenso los referentes identificatorios y la pregunta por el ser, no se puede responder.
Entendemos el encuentro con un analista como una oportunidad para pensar y crear aquello que no se pudo en otro tiempo, un trabajo que quedo detenido y sin elaborar. Un espacio intermedio por crearse para producir una nueva escritura, con el aporte del pasado que insiste. El vínculo transferencial permitiría la emergencia aquello que le es propio y hasta entonces desconocido por el sujeto.
La relación terapéutica como un entorno emocional facilitador, favorecerá el despliegue de la experiencia y permitirá retomar los trabajos psíquicos interferidos, para integrar y dar coherencia al desfasaje que se dio en el salto de la continuidad de su propia historia que significó la migración. Es tarea del analista brindar las funciones ambientales para posibilitar la creación de algo que nunca estuvo, un experienciar donde el sujeto pueda producir un camino que es pura invención de quien lo transita, en el vínculo con los otros, más allá de los otros, pero no sin ellos. Propiciar una salida transformadora, donde el cambio y la creación permitan pensarse con libertad.

Bibliografia

  • Castoriadis-Aulagnier, P. (1975). “La violencia de la interpretación. Del pictograma al enunciado.” Buenos Aires, Amorrortu 1991 
  • Fiorini, H.: “El psiquismo creador.” Buenos Aires, Nueva visión, 2006. 
  • Freud, S. 1925, “Inhibición, síntoma y angustia”, AE, vol. XX. 
  • Freud, S. (1905): Tres ensayos de teoría sexual. A.E., O.C., T. VII. 
  • Irigoyen, R., Minotto, H., Perez Lloveras, C. (1992). “Crisis: Tópica de lo traumático.” Buenos Aires, Tekne S.R.L. Liberia Editorial. 
  • Morin, E. (1998). “La inteligencia ciega. Introducción al pensamiento complejo.” Buenos Aires, Gedisa 
  • Stordeur, M. (2017). “Crisis, resiliencia y vínculo terapéutico. Abordaje en psicoterapias”. IX Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología XXIV Jornadas de Investigación XIII Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. Facultad de Psicología - Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires. 
  • Winnicott, D. W. (1965) Los procesos de maduración en el niño y el ambiente facilitador. Buenos Aires, Paidós, 1993. 
  • Winnicott, D. W. (1965) El concepto de trauma en relación con el desarrollo del individuo dentro de la familia, Buenos Aires, Paidós 

Descriptores
Migraciones – Adolescencia – Duelo – Elaboración – Crisis de angustia.

Resumen

Las migraciones adolescentes acontecen en un contexto del desarrollo emocional muy particular. Trabajos de duelo, pérdida de referencias externas, del ambiente cotidiano como lugar de referencia.

En general los adolescentes que migran a estudiar se ven en una situación de exigencia yoica que pone a trabajar el repertorio defensivo con un gasto libidinal importante. Se produce una interferencia en la continuidad existencial (Winnicott).

Pensamos la migración adolescente como una amplificación del proceso exogámico.

Planteamos un tipo de consulta particular en nuestra clínica, la de adolescentes migrados con crisis de angustia. Entendemos el encuentro con un analista como una oportunidad para pensar y crear aquello que no se pudo en otro tiempo.




[1] Bettina Kamelhar. Lic. En Psicología, Psicoanalista. Docente en la Maestría en Psicoanálisis (AEAPG). Miembro de la Secretaria Académica (AEAPG). Miembro del Área Pensando desde D. Winnicott (AEAPG). Miembro del Grupo Encuentro con el Psicoanálisis Contemporáneo (AEAPG).

Lic. J. Sebastián Sequeira López, Psicólogo, Docente del Curso Superior de Actualización en Psicoanálisis con niños y adolescentes (AEAPG). Miembro del Área Pensando desde Winnicott (AEAPG). Miembro del Grupo Encuentro con el Psicoanálisis Contemporáneo (AEAPG). Miembro del FORUM INFANCIAS.

No hay comentarios:

Publicar un comentario