VARIACIONES
SOBRE EL PENSAR ANALÍTICO
EN LA FRONTERA CON LA ESCRITURA FRAGMENTARIA[1]
Daniel Glasserman
I.
Dos personas vinculadas
por lo esencial abismadas en la intimidad no familiar del pensamiento. Pensar
que señala una dirección, sin prisa, sin ir a un centro, no dejándose tentar
por la unidad.
Diferencia…envión
ocasionado por los sectores en discordancia que despiertan interés. Freud, al
referirse al pensar, ilumina rasgos del pensar analítico: “Las investiduras que
coinciden entre sí no darán ocasión alguna para el trabajo del pensar”[2].
Andar tras una pregunta
siendo capaz de permanecer en negativo. Demora que aporta una presencia
privativa. Presencia de lo que no está en acto sino en potencia. Potencia que define la esencia del
pensamiento.
Extensión hacia sí de interrogantes sin
resolución. Elementos en co-pertenencia, vinculados sin ningún vínculo de
engendramiento. Lo primario no sin lo secundario, nunca sólo lo primero y luego
lo segundo. Relaciones lógicas.
Escucha de la diferencia
en la repetición, cambios de enlace; remisión a otras escenas y significaciones
veladas como elementos inherentes del hablar, no sólo en los lapsus, no sólo
porque todo recuerdo sea encubridor.
Sentimientos sólo como un
punto de inicio de interrogación sobre lo propio. Deslizamiento de la pregunta
hacia lo indecible, observancia orientada a la continuación del texto: Pérdida,
sustitución…aflicción.
Posición extra moral: sin
juicios, subrayando insistencias.
Propuesta de exploración sin expectativas en cuanto al sentido, sin
objeciones sobre la inexactitud, estimando la equivocidad como un elemento
necesario del pensar. Las grietas como suelo fértil.
II.
Habla errante que da
lugar a lo no pensado…a lo que restará siempre más allá, por pensar. “Lo no
pensado es el don más sublime que un pensar tiene para ofrecer”[3].
“Solamente el caminar, el preguntar pensante, constituye el movimiento que
permite que el camino vaya emergiendo”[4].
Pensamiento peregrino en busca de un pensador
que lo ensueñe en las vías de la asociación libre y la atención flotante;
historia de la sesión de análisis que no se trae como una información previa
sino que se constituye en el relato.
Camino que se constituye
primero con el preguntar interrogante, “lo ya construido no queda atrás ni
sigue estando allí, sino que queda empotrado en el paso siguiente y aún le
sirve de puente”[5].
Memoria olvidadiza y sus
efectos, movimiento condensativo de transformación que usa lo que ya no está
para lo que vendrá: trabajo de elaboración.
Sendero
que irá siendo el trabajo del análisis, descomposición de la elaboración
secundaria del trabajo del sueño; camino regresivo que se obtiene desandando, de
a un paso, los eslabonamientos previos.
Gravedad profunda que se
mantiene en la superficie, zona de caza de los retoños. Conversando de manera
que permita seguir haciéndolo: todavía no pensamos…aunque pensar es intentar
pensar.
Conjeturas en el límite
entre el más allá y el más acá del principio de placer; límite que indica que
nunca es eso…siempre falta, nunca es todo. Inevitable castración del habla que
al enunciar remite a enunciaciones.
Habla que forzosamente
delata y defiende. Palabra liberadora que en tanto sujetada…esclaviza. Habla
que diciendo siempre más de lo que se propone, no puede dejar de decir sin
llegar nunca a decirlo; busca imposible. Blanchot: “Libérame del habla
demasiado larga”[6].
III.
Leyes de encadenamiento por fuera del sentido
común y la coherencia. Afirmaciones separadas, palabras discretas sin pruebas
ni razonamientos. Apariencia de
inmediatez que sin embargo está relacionada con el estudio. Despertarse
temprano para pensar y nunca estar seguro de estar haciéndolo.
Rechazo de la naturalidad y la costumbre, pensamiento
que piensa interrumpiéndose. Rizoma en múltiples direcciones y dimensiones: elementos
que adquieren significación por su función, como conjunto de fonemas, como
significantes, por su puntuación y
contexto, como imágenes…
Incertidumbre que sigue
sin saber ni entender. Todo lo que presenciamos “es indescifrable apenas
nuestra mente se detiene y deja de responder para interrogar”[7].
Pensar resistido.
Estado de ocurrencias
efímeras y evanescentes que se pierden rápidamente, como sueños; sin poder
recuperar las vías por las que se llegaba a pensar aquello…que ya no se sabe que es ni con que tenía
relación.
Pensar que al encarnarse
convierte a su portador en agente de
enigmas transformándolo en esfinge.
Pensar, preguntar y
preguntarse…preguntarse, pensar y preguntar…empezando cada vez, cada instante empezando
el análisis.
IV.
El mito de Edipo, sugirió
Lacan, como un sueño de Freud. Empleado en el pensar analítico en tanto no es
aquello que fue, pero de algún modo lo representa.
Relato cualquiera que no puede no ser un mito
y establece como tarea inagotable indagar la forma en que cada relato representa
lo que fue. No podemos hablar sino moviéndonos hacia un fantasma.
Mito que, en el pensar
analítico, no es literalidad sino fijación de elementos. Aparato vacío que por
su su forma narrativa liga los componentes de una historia.
Elementos que no se
comprenden sino en relación a los demás. Estructura vacía que se singulariza al
colmarse con significaciones cambiantes.
Pensamiento que progresa,
fijando relaciones entre sus partes, dando forma a nuevos mitos. Punto en que el
pensamiento crece no sin dolor.
V.
La única suposición
cierta sobre cualquier cosa es que también podría ser otra. Otra que ya está presente
en la primera, pero en una forma de aparición que a la vez que no deja nunca de
sugerirla la esconde. La idea de sustitución es básica.
Deseos inconscientes actualizados
en otras escenas u objetos. Deseos que, como cuatreros en el estribo, se
vehiculizan en demandas sin serlo. Equivalencias simbólicas, nunca repeticiones
literales...Transferencias de sentido, de cargas, positivas, negativas, tiernas,
eróticas…transferencias en contra…
Una metáfora no se
circunscribe a lo que Freud definió como condensación. Se vislumbra en ella una
figura retórica del pensamiento mediante la cual algo se expresa por medio de
algo diferente, guardando semejanza con lo anterior.
Por el camino de las
sustituciones se producen síntomas, sueños, chistes, olvidos… a veces metáforas
pacificadoras: fantasmas que no siendo nunca una respuesta última, orientan por
algún lapso sobre la propia vida, la sexualidad, el existir.
Melanie Klein lo llamó
posición depresiva. Bion agregó que esa angustia pacífica es solo una fase ya
que pronto D será PS para volver a ser D y así…
Metáfora es mudanza. Nadie
que pueda decir…nosotros somos, yo soy, esto
es… pensamiento que piensa que inexorablemente perdemos por acá o por allá y que
solo así obtenemos un símbolo.
Habla o silencio que
tienen su sentido en tanto la metáfora por nacer realiza su trabajo en medio
del sinsentido… ignorando quien y como será al haber nacido.
[1] La
siguiente escritura fragmentaria, al modo de ensoñaciones breves, pretende
intimar a devenir más de lo que estimule a comprender.
[2]
Freud, S (1895): Proyecto de psicología. Obras completas, volumen I, Buenos
Aires: Amorrortu, 1994, p. 376.
[3]
Heidegger, M (1951-52): ¿Qué significa pensar? La plata: Terramar, 2005, p. 79
[4]
Heidegger, M (1951-52): Op. cit., p. 162
[5]
Heidegger, M (1951-52): op. cit., p. 165
[6]
Blanchot, M. (1973): el paso (no) más allá. Barcelona: Paidos Ibérica, 1994, p.
168.
[7]
Valery, P. (1936): De Poe a Mallarmé ensayos de poética y estética. Buenos
Aires: Cuenco del plata, 2010, p. 85.