EL
INTENTO DE ESTABLECER UNA NUEVA FRONTERA ENTRE DIONISIO Y NARCISO PROTAGONIZADO
POR BLANCA MONTEVECHIO EN SU LIBRO DE 1999
Alfredo Bergallo
Mi propósito es resumir y reflejar el capítulo II del libro: ”Las Nuevas Fronteras del Psicoanálisis. Dionisio, Narciso y Edipo” escrito por Blanca Montevechio, por considerarlo pertinente para este Simposio y a su vez homenajear, modestamente, a una gran maestra y amiga.
Tal como se comenta en la última tapa de su libro; en él se explora la
instrumentación de aquellos recursos del Psicoanálisis más aptos para una
aproximación a la comprensión de los fenómenos intersubjetivos atravesados por
la dimensión social.
Se dijo ahí, " que la variedad de temas dejan entrever un eje
problemático común, producto de los requerimientos de la práctica profesional
en los medios hospitalarios, educativo y privado, así como cuestionamientos
personales de índole existencial y teórica, nacidos durante el transcurso de la
última década del siglo pasado(1992-1999)".
Blanca titula el Cap. 2 “El
Laberinto de Narciso”.
La teoría del narcisismo, aunque esbozada en trabajos anteriores, fue
inaugurada por Freud en 1914, y abrió nuevas posibilidades, en la comprensión
de los fenómenos psíquicos.
Tabak de Bianchedi y Darío Sor destacaron que Bion encuentra en los mitos
un equivalente del cálculo algebraico, y sostiene que podemos tomar los mitos
en sus diferentes versiones, y usarlos no sólo como modelos interpretativos,
sino para solucionar problemas psicoanalíticos, tanto en el campo de la clínica
como de la teoría.
En Introducción al Narcisismo, Freud (1914, Pág. 17) nos dice:
“el individuo vive realmente una doble existencia, como fin en sí mismo y como
eslabón de un encadenamiento al cual sirve independientemente de su voluntad, o
en contra de ella “.
BM afirma que, "Dada su prematuración, el ser humano recorre una
primera etapa de extrema dependencia en ese vínculo primigenio de enorme
asimetría, en un camino lleno de obstáculos que significan las carencias, los
excesos y las distorsiones inherentes a dicho vínculo".
Una carrera inversa requiere recorrer sucesivos grados decrecientes de
niveles de simbiosis, sincretismo fusional con el medio, acompañado por la
madre y los sustitutos.
Me apresuro a destacar que ella presenta en este capítulo el “culto de
Dionisio”, sosteniendo la hipótesis de que el mismo nos ayudaría a
comprender los más primitivos estadios del desarrollo humano, dónde el vínculo
es de carácter fusional.
Afirma: "Lo dionisíaco se constituye en una metáfora apta para
referirnos a los primeros momentos del desarrollo humano, como a las
manifestaciones posteriores en la vida adulta que actualizan esa dimensión de retorno
a la unidad primordial" A mi entender, sobre todo, por el carácter
licencioso y orgiástico de lo dionisíaco.
Se pregunta "¿Cuáles son las experiencias que nos hablan de este
fuerte contenido emocional del orden de lo fascinante y lo sublime?
Se trata de las vivencias de unión con el todo* de carácter placentero, como ser el sentimiento oceánico, el
éxtasis religioso, las experiencias místicas, la inspiración artística, los
fenómenos de masa, ciertas formas de enamoramiento, algunos fenómenos
parapsicológicos y los que se producen bajo los efectos de algunas drogas como
la mezcalina y el ácido lisérgico. Lamentablemente, actualmente hay muchas más
variedades de drogas y más uso o abuso en la medida que se está naturalizando
su consumo, por ejemplo en la denominada " la previa" como comenta Silvia Ons, dónde algunos jóvenes se
acercan al coma, sin llegar a cumplir su propósito de ir a la fiesta posterior,
lo que expresan con el comentario: ¨Me la
comí¨. Y no olvidemos " los
fanatismos políticos y deportivos, etc.
Sintetizando; el”espíritu dionisíaco” se manifiesta con su tendencia a la
fusión y la vuelta a la unidad primordial.
Y agrega B.M. En el caso de vivencias del orden de lo siniestro,” la
otra cara del éxtasis, lo dionisíaco muestra una vertiente grotesca y cruel,
desmesurada y violenta, cuya motivación se evidencia por ejemplo en el
fenómeno de la tortura, en el maltrato a las mujeres, violencia de género,
etc."
Este narcisismo arcaico, entonces, no es, conjetura BM, algo así como
plenamente “anobjetal”*, sino que
implica un fuerte vínculo con el otro, pero esta ligazón es de carácter
indiscriminado, mientras que en la etapa del narcisismo primario propiamente
dicho o especular ya hay un "germen " de clivaje entre los
miembros de la relación diádica originaria".
Freud fundador y los precursores de
esta nueva frontera.
BM nos hace conocer distintos puntos de partida, con breves síntesis de la diversidad teórica, con la que las escuelas psicoanalíticas intentaron abordar la problemática de la mente primitiva, un complicado laberinto vinculado, incluyendo habitualmente lo que abarca el mito de Narciso, especialmente denominado como narcisismo primario. Sería una expresión de lo que Bion consideraba como mente primordial que se expresaría en cualquier momento del desarrollo psicológico del ser humano, y a su vez, en cualquier momento del desarrollo del cuerpo.
La involución a la mente primordial sucede, como la evolución o progresión
del desarrollo, a raíz de cambios catastróficos según Bion.
Freud llama a ”identificación primaria” a la que se produce,
principalmente, en los orígenes de la vida, antes de la investidura libidinal
de objeto ; o de reconocimiento de éste como fuente de placer, es decir, sin
previa elección de objeto.
La Psicología del Yo, si bien toma en cuenta los factores ambientales, responde al modelo del individuo autónomo, con un yo conciente y racional ampliado a expensas del ello y con áreas libres de conflicto, que buscan adaptarse a su medio.
En su desarrollo del endogenismo de la fantasía inconsciente la escuela
kleiniana concibe un intercambio de identificaciones proyectivas inconscientes
que hacen imposible la idea de anobjetalidad absoluta.
Sandor Radó (1927), considera que el yo, que confluye nuevamente hacia
una unidad, y la repetición, en el interior psíquico de aquella fusión con la
madre; se observa en los cuadros de
manía.
Margaret Mahler (1984) utiliza el término “simbiosis”, tomado de la
biología, para designar una estrecha asociación funcional de dos organismos con
provecho de ambos. El rasgo esencial de la simbiosis es la ilusión de una
frontera común, de dos individuos que, de hecho, están físicamente
separados, y es dentro de esa matriz de dependencia fisiológica y sociológica
respecto de la madre dónde se produce la diferenciación estructural del yo del
bebé.
Bowlby (1976) se refiere a los vínculos tempranos como “conducta de apego”
y “vínculo afectivo”, y los emplea en lugar de “conducta dependiente”, por la
connotación negativa que la conducta occidental otorga a la idea de
dependencia, diferenciando entre el objeto hacia el cual se dirige la conducta
afectiva del apego y el objeto hacia el cual se dirige la conducta alimentaria
o sexual.
Kohut (1977) considera que la condición para reactivar las conductas narcisísticas,
cuya liberación es el móvil de los cambios terapéuticos, es el
establecimiento de un ligamen transferencial, de una identificación masiva con
el analista.
Bleger (1989) prefiere hablar de “sincretismo” al referirse a los estadios
de estructuración, concepto más cercano a los fenómenos clínicos y no de
“narcisismo”, que remite a una teoría más metapsicológica.
Winnicot considera que la comunicación inconciente y los estados de
“feeling” entre la madre y el infante, están intrínsecamente
relacionados con la habilidad de la madre para identificarse con su bebé,
fusionarse con él, y dónde ella es el bebé y el bebé es ella.
Castoriadis (1989) al referirse al núcleo monódico del sujeto originario,
considera que en su primer “estado” y su primera “organización”- en las antípodas de todo lo que se entiende
por Estado y organización- es imposible el planteamiento de una distinción
entre sujeto-si hay sujeto- y el resto. El “protosujeto” y
el “protomundo” se superponen plenamente y no hay
aquí ningún medio para separar representación y “percepción” o
“sensación”.
Aquí, con esta magnífica síntesis, concluye BM, que estos aportes dan
sustento a la concepción de un individuo cuyos límites no se circunscriben a su
esquema corporal, y nos aproxima a la idea de “inconciente compartido” entre dos y más individuos inmersos en un
sistema ampliado que los incluye.
BM afirma que la persistencia de este estadio, que llamaremos dionisíaco,
para discriminarlo del narcisismo, en el adulto, coexistiendo con niveles de
mayor diferenciación de aparición en otros momentos, da cuenta de ciertas
conductas del ser humano que se apartan del ideal de racionalidad.
Al sincretismo del estadio dionisíaco le sucedería, según su hipótesis, el
narcisismo del estadio del espejo o narcisismo vero, que se corresponde
con la fascinación de la imagen especular.
BM cree que "si bien Freud no centró la explícitamente el narcisismo
en torno a la problemática de la imagen, Preyer, Wallon y Lacan han postulado
el estadio del espejo dónde se produce el conocimiento de la propia imagen,
distinta de las de los otros y, sin embargo, semejante a ellas, considerada la
primera verdadera relación humana con otro y el primer encuentro consigo mismo.
Es el momento cuando la subjetividad como experiencia preverbal comienza a
constituirse en un conjunto de relaciones que constituyen un esbozo de la
coexistencia y se produce la anticipación gozosa de la unidad del propio
cuerpo, identificación con la mirada del
otro puesta en uno. Su iniciación a los seis meses de vida caracteriza
la relación diádica madre-hijo, anterior a la aparición del tercero."
En este nivel, nos aclara BM, perteneciente al orden de lo imaginario, se
constituye el yo ideal y el inicio de la percepción de otro como un doble
especular. A este estadio pertenece el fenómeno del doble.
La persistencia de esta estructura se exterioriza como dificultad en
admitir las diferencias en el otro, que es aceptado sólo cuando se presta para
reforzar la imagen grandiosa de sí mismo.
El déficit de narcisización que ocurre en este estadio se
constituye en el sustrato de los cuadros denominados narcisísticos
observados en la clínica.
Pero la concepción de un psiquismo estructurado a partir de la fase del
espejo, con punto de partida en el narcisismo gozoso de la anticipada completud
imaginaria de la imagen, prescinde de los niveles dionisíacos más arcaicos de
la estructuración del psíquismo.
El cese de la admiración incondicional y del reclamo del otro, que ya está
modelado por la cultura, es lo que crea la dimensión del ideal y explica por
qué los ideales no son individuales sino una adquisición de lo que la sociedad
pauta (Bleichmar, 1983).
Edipo
Dice Blanca Montevechio por último:
La introducción de un tercero que favorece el procesamiento de la Unidad primordial y de la situación especular, representa la ley de
interdicción del incesto, culmina con la instalación del ideal del yo y del
superyó, como instancias intrapsíquicas. Esta estructuración subyace a los
cuadros psiconeuróticos, y es accesible al tratamiento individual.
Levantamiento de la represión mediante la interpretación, que da acceso al
inconciente individual, y está facilitado por la vía de asociación
libre del paciente.
Lo anterior es hasta el presente el objeto central de la mayoría de los
desarrollos psicoanalíticos.
Estamos en el año 2019, a esta altura, convengamos, que no llegó a
consagrarse, ni instalarse el " Dionisismo" con la aceptación que si
alcanzó la frontera entre Narciso y Edipo. El narcisismo si bien conforma una
conceptualización polifacética sustenta con holgada claridad los abordajes
psicopatológicos de las patologías de la actualidad.
Mi pregunta final es ¿si esta revisión de esta postulación no tuvo el logro
buscado como desarrollo de la teoría se debe a la complejidad que implica
establecer fronteras en tanto se trata de dilucidar diferencias?
Resumen.
Mi propósito es resumir y reflejar el capítulo II del libro:”Las
Nuevas Fronteras del Psicoanálisis. Dionisio, Narciso y Edipo” escrito por
Blanca Montevechio, por considerarlo pertinente con este Simposio y
a su vez homenajear a una gran maestra y
amiga.
Me apresuro a destacar que ella presenta en este capítulo el “culto de
Dionisio”, afirmando que el mismo nos ayudaría a comprender los más
primitivos estadios del desarrollo humano, dónde el vínculo es de carácter
fusional.
Afirma: "Lo dionisíaco se constituye en una metáfora apta para
referirnos a los primeros momentos del desarrollo humano, como a las
manifestaciones posteriores en la vida adulta que actualizan esa dimensión de retorno
a la unidad primordial" A mi entender, sobretodo, por su
carácter licencioso y orgiástico.
Se pregunta "¿Cuáles son las experiencias que nos hablan de este
fuerte contenido emocional del orden de lo fascinante y lo sublime?
A pesar de la amplia fundamentación que en su libro alcanza, BM no logró
que su propósito incluyera esa nueva frontera.
Bibliografía
- Comunismo sexual. Silvia Ons
- Diccionario de mitología. Griega y romana. Pierre Grimal.
- La mente primordial, el mito de Babel y la mente
separada. Elizabeth T.
De Bianchedi y Darío Sor-del libro Las
tareas del Psicoanálisis: Ensayos en Honor de R. Horacio Etchegoyen.
Jorge Ahumada y col.
- Las nuevas fronteras del psicoanálisis. Dionisio, Narciso y Edipo. Blanca Montevechio. Ed. Lumen. Tercer milenio.
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