jueves, 23 de mayo de 2019

CONTRIBUCIONES - Daniel Glasserman


    
                         
VARIACIONES SOBRE EL PENSAR ANALÍTICO 
EN LA FRONTERA CON LA  ESCRITURA FRAGMENTARIA[1]

    Daniel Glasserman



I.
Dos personas vinculadas por lo esencial abismadas en la intimidad no familiar del pensamiento. Pensar que señala una dirección, sin prisa, sin ir a un centro, no dejándose tentar por la unidad.

Diferencia…envión ocasionado por los sectores en discordancia que despiertan interés. Freud, al referirse al pensar, ilumina rasgos del pensar analítico: “Las investiduras que coinciden entre sí no darán ocasión alguna para el trabajo del pensar”[2].

Andar tras una pregunta siendo capaz de permanecer en negativo. Demora que aporta una presencia privativa. Presencia de lo que no está en acto sino en  potencia. Potencia que define la esencia del pensamiento.

 Extensión hacia sí de interrogantes sin resolución. Elementos en co-pertenencia, vinculados sin ningún vínculo de engendramiento. Lo primario no sin lo secundario, nunca sólo lo primero y luego lo segundo. Relaciones lógicas.

Escucha de la diferencia en la repetición, cambios de enlace; remisión a otras escenas y significaciones veladas como elementos inherentes del hablar, no sólo en los lapsus, no sólo porque todo recuerdo sea encubridor.

Sentimientos sólo como un punto de inicio de interrogación sobre lo propio. Deslizamiento de la pregunta hacia lo indecible, observancia orientada a la continuación del texto: Pérdida, sustitución…aflicción.

Posición extra moral: sin juicios, subrayando insistencias.  Propuesta de exploración sin expectativas en cuanto al sentido, sin objeciones sobre la inexactitud, estimando la equivocidad como un elemento necesario del pensar. Las grietas como  suelo fértil.


II.
Habla errante que da lugar a lo no pensado…a lo que restará siempre más allá, por pensar. “Lo no pensado es el don más sublime que un pensar tiene para ofrecer”[3]. “Solamente el caminar, el preguntar pensante, constituye el movimiento que permite que el camino vaya emergiendo”[4].

 Pensamiento peregrino en busca de un pensador que lo ensueñe en las vías de la asociación libre y la atención flotante; historia de la sesión de análisis que no se trae como una información previa sino que se constituye en el relato.

Camino que se constituye primero con el preguntar interrogante, “lo ya construido no queda atrás ni sigue estando allí, sino que queda empotrado en el paso siguiente y aún le sirve de puente”[5].

Memoria olvidadiza y sus efectos, movimiento condensativo de transformación que usa lo que ya no está para lo que vendrá: trabajo de elaboración.

  Sendero que irá siendo el trabajo del análisis, descomposición de la elaboración secundaria del trabajo del sueño; camino regresivo que se obtiene desandando, de a un paso, los eslabonamientos previos.

Gravedad profunda que se mantiene en la superficie, zona de caza de los retoños. Conversando de manera que permita seguir haciéndolo: todavía no pensamos…aunque pensar es intentar pensar.

Conjeturas en el límite entre el más allá y el más acá del principio de placer; límite que indica que nunca es eso…siempre falta, nunca es todo. Inevitable castración del habla que al enunciar remite a enunciaciones.

Habla que forzosamente delata y defiende. Palabra liberadora que en tanto sujetada…esclaviza. Habla que diciendo siempre más de lo que se propone, no puede dejar de decir sin llegar nunca a decirlo; busca imposible. Blanchot: “Libérame del habla demasiado larga”[6].  


III.
 Leyes de encadenamiento por fuera del sentido común y la coherencia. Afirmaciones separadas, palabras discretas sin pruebas ni razonamientos.  Apariencia de inmediatez que sin embargo está relacionada con el estudio. Despertarse temprano para pensar y nunca estar seguro de estar haciéndolo.

 Rechazo de la naturalidad y la costumbre, pensamiento que piensa interrumpiéndose. Rizoma en múltiples direcciones y dimensiones: elementos que adquieren significación por su función, como conjunto de fonemas, como significantes,  por su puntuación y contexto, como imágenes…

Incertidumbre que sigue sin saber ni entender. Todo lo que presenciamos “es indescifrable apenas nuestra mente se detiene y deja de responder para interrogar”[7]. Pensar resistido.

Estado de ocurrencias efímeras y evanescentes que se pierden rápidamente, como sueños; sin poder recuperar las vías por las que se llegaba a pensar aquello…que  ya no se sabe que es ni con que tenía relación.

Pensar que al encarnarse convierte a su portador en  agente de enigmas transformándolo en esfinge.

Pensar, preguntar y preguntarse…preguntarse, pensar y preguntar…empezando cada vez, cada instante empezando el análisis.


IV.
El mito de Edipo, sugirió Lacan, como un sueño de Freud. Empleado en el pensar analítico en tanto no es aquello que fue, pero de algún modo lo representa.

 Relato cualquiera que no puede no ser un mito y establece como tarea inagotable indagar la forma en que cada relato representa lo que fue. No podemos hablar sino moviéndonos hacia un fantasma.

Mito que, en el pensar analítico, no es literalidad sino fijación de elementos. Aparato vacío que por su su forma narrativa liga los componentes de una historia.

Elementos que no se comprenden sino en relación a los demás. Estructura vacía que se singulariza al colmarse con significaciones cambiantes.

Pensamiento que progresa, fijando relaciones entre sus partes, dando forma a nuevos mitos. Punto en que el pensamiento crece no sin dolor.


V.
La única suposición cierta sobre cualquier cosa es que también podría ser otra. Otra que ya está presente en la primera, pero en una forma de aparición que a la vez que no deja nunca de sugerirla la esconde. La idea de sustitución es básica.

Deseos inconscientes actualizados en otras escenas u objetos. Deseos   que, como cuatreros en el estribo, se vehiculizan en demandas sin serlo. Equivalencias simbólicas, nunca repeticiones literales...Transferencias de sentido, de cargas, positivas, negativas, tiernas, eróticas…transferencias en contra…

Una metáfora no se circunscribe a lo que Freud definió como condensación. Se vislumbra en ella una figura retórica del pensamiento mediante la cual algo se expresa por medio de algo diferente, guardando semejanza con lo anterior. 
 
Por el camino de las sustituciones se producen síntomas, sueños, chistes, olvidos… a veces metáforas pacificadoras: fantasmas que no siendo nunca una respuesta última, orientan por algún lapso sobre la propia vida, la sexualidad, el existir.

Melanie Klein lo llamó posición depresiva. Bion agregó que esa angustia pacífica es solo una fase ya que pronto D será PS para volver a ser D y así…

Metáfora es mudanza. Nadie que pueda decir…nosotros somos, yo soy, esto es… pensamiento que piensa que inexorablemente perdemos por acá o por allá y que solo así obtenemos un símbolo.

Habla o silencio que tienen su sentido en tanto la metáfora por nacer realiza su trabajo en medio del sinsentido… ignorando quien y como será al haber nacido.





[1] La siguiente escritura fragmentaria, al modo de ensoñaciones breves, pretende intimar a devenir más de lo que estimule a comprender.
[2] Freud, S (1895): Proyecto de psicología. Obras completas, volumen I, Buenos Aires: Amorrortu, 1994, p. 376.
[3] Heidegger, M (1951-52): ¿Qué significa pensar? La plata: Terramar, 2005, p. 79
[4] Heidegger, M (1951-52): Op. cit., p. 162
[5] Heidegger, M (1951-52): op. cit., p. 165
[6] Blanchot, M. (1973): el paso (no) más allá. Barcelona: Paidos Ibérica, 1994, p. 168.
[7] Valery, P. (1936): De Poe a Mallarmé ensayos de poética y estética. Buenos Aires: Cuenco del plata, 2010, p. 85.

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